martes, 27 de marzo de 2012

Días cada vez más largos

"Sin embargo, dio
órdenes a las nubes arriba, y abrió las puertas de los cielos" Salmos 78:23.

Diario de Padan

Llueve en Torroja del Priorat. Tierra de vinos, pero que huele diferente a la tierra de vinos que me adoptó hace unos años (Bullas, Murcia), el arte del vino aquí hace que hasta los viñedos tengan otro aspecto... algunos de ellos se encuentran en tan pronunciada pendiente que aún se usan los "machos" (mulos) para labrar las cepas. No podría haber habido mejor dia para esta apocalípica tormenta. Miquel, a traves de nuestro amigo Ramón Saumell (jinete de larga distancia también), nos había ofrecido hospitalidad, así que eso cambia todo el concepto de "lluvia durante el viaje"... y, a decir verdad, se agradece, pues, al ir cargados, inevitablemente todo acabaría empapado (me refiero a ordenador, cámaras, etc...).


Él, Miquel, trabaja la tierra y posee bodega (Artivi) ha sido quien nos ha presentado a los diferentes vinos de la región, región cuyos vinos con más renombre son los tintos, tintos que en su mayoría pasan los 13.5º de alcohol y que, al paladar de un inexperto como yo, saben a una amalgama de frutas, madera... que hace juego con tan rocoso paisaje... eso me recuerda que todo en la naturaleza es armonia.

La lluvia de hoy, que nos obliga a este "stand by" la tenemos que ver como algo beneficioso, para nosotros, nuestras monturas y nuestros recuerdos; logramos ahora ordenar las diferentes anécdotas, personajes, vistas y visiones, ponernos al día con los quehaceres que la rutina no nos deja: coser roturas, actualizar diarios... y es que, por lento en velocidad que sea el viaje a caballo, gana en experiencias a cualquier otro viaje... eso hace que el baúl de los recuerdos y los diarios a donde éstos se transcriben se llene con más facilidad.

Estamos más o menos a 2 semanas de Andorra, la vista atrás cada vez hay que afinarla más... esta parada de 2 días es la primera que hacemos, lo máximo había sido 1 solo día. He de ser honesto y decir que al Priorat llegamos bastante cansados, después de más de mes y medio de viaje y con unas cuantas montañas a nuestras espaldas cada jornada empezaba a restar más energia de la que éramos capaces de reponer. Nuestros niveles de "bateria energética" parpadeaban.

El tramo hasta Andorra y, por ende, Francia, no tiene porque ser más complicado de lo habitual, a esta altura lo fácil es vivir en el camino, los caballos han sacado toda su vena nómada, no tienen querencia alguna hacia ninguna parte, solo hacia nosotros, y eso es bello, tan bello que solo aquel que lo ha vivido puede comprenderlo.

(Es impresionante como llueve en este preciso momento).

Llevo bastane tiempo dándole vueltas a un pensamiento. Pensaba en aquellos grandes viajes que la historia ha visto, pensaba en todos aquellos increíbles logros y... el pensamiento desembocó en el nombre de aquellos aventureros, supongo que pensé en todo ello a raíz de estar leyendo ahora mismo un libro de Sir Richard Burton, libro que escribió en la "fase literaria" de su vida después de haber aprendido sánscrito y (aquí está lo interesante) después de haber hecho expediciones tan históricas como la búsqueda de las fuentes del Nilo junto nada más y nada menos que Speke... después de él pensé en el Capitán Scott (Polo Sur), en Shackletton y el endurance, Amelia Earhart, Apsley Cherry-Garrard... y, sin quererlo me dí cuenta (ya había leido sus biografias) que todos ellos eran personas como, por ejemplo, la madre de familia que baja temprano a comprar el pan, o el chico joven con gafas al que le gusta la geografía, o aquel que pasa desapercibido haciendo footing por la calle... y sin embargo, hubo algo en ellos combinado con el inexplorado mundo de entonces que los convirtió en, a ojos al menos míos, super-hombres. ¿Qué tenían en común todos ellos?... encontré una respuesta en la conversación de Don Juan de George Bernard Shaw que, sinceramente, es digna de leer.

Eso es la riqueza en el viaje a caballo y uno de sus regalos: el tiempo que tienes para pensar y, sobre todo, meditar en las cosas que otras rutinas no te dejan, es cierto que Manu y un servidor hemos tenido días de montaña en los que el único pensamiento era hacer una etapa lo más segura posible, o encontrar agua, u orientarnos... pero, al acabar el día, o al tener un día de pista, fácil, acompañado de un paisaje que invita a la reflexión, el pensamiento puede vagar por sendas no trazadas, puedes dedicar tiempo, ya sean horas, días... a discernir... y todo con la naturaleza como telón de fondo, y con el murmullo del caballo como banda sonora. ¿Qué más hace falta para ser feliz o, cuanto vale esa sensación?.

Sin embargo, y dejando de lado el pensamiento bohemio y romántico del viaje a caballo (que esta muy bien pero que es prácticamente inviable como forma de vida permanente), hay que reconocer que el mundo hace mucho tiempo que dejó de ser un sitio idóneo para tan idónea (valga la redundancia) vida... es prácticamente imposible vivir así, sin embargo, es posible dedicar menos tiempo a la tele y más al pensamiento y la conversación, es posible hacer deporte sin competir, también es posible salir de viaje en autobús y con tienda de campaña, es posible andar, conocer los senderos y plantas que tenemos cerca de casa, también ver la ciudad desde fuera, creo que también es posible hablar con el jefe y pedirle un día para estar con la familia (eso no es de nenaza, sino de persona con las prioridades claras), es posible dejar de vender nuestra alma al banco y al consumismo desmesurado, es posible que dejen de despedir a personas porque quieren dedicar sólo un poco de "trabajo" a su vivir... sobre todo es posible soñar....soñar a que, dentro de las posibilidades de cada uno todos y cada uno de nosotros somos (usando genérico) SUPER-HOMBRES.

Arrieros somos...

Rubén Gama Velasco

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